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Vía Crucis Meditado

 

El camino de la Cruz

Arrodíllate ante el altar, haz un Acto de Contrición, y forma la intención de ganar las indulgencias bien para ti, o para las almas en el Purgatorio.

 Oración

SEÑOR mío Jesucristo, Vos anduvisteis con tan grande amor este camino para morir por mí, y yo os he ofendido tantas veces apartándome de Vos por el pecado; mas ahora os amo con todo mi corazón, y porque os amo, me arrepiento sinceramente de todas las ofensas que os he hecho. Perdóname, Señor, y permíteme que os acompañe en este viaje. Vais a morir por mi amor, pues yo también quiero vivir y morir por el vuestro, amado Redentor mío. Si, Jesús mío, quiero vivir siempre y morir unido a Vos..

 

PRIMERA ESTACIÓN
Jesús sentenciado a muerte

  1. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
    R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Considera cómo Jesús, después de haber sido azotado y coronado de espinos, fue injustamente sentenciado por Pilato a morir crucificado.

(Aquí se hace una pequeña pausa para considerar brevemente el misterio, y lo mismo en las demás estaciones.)

ADORADO Jesús mío: mis pecados fueron más bien que Pilato, los que os sentenciaron a muerte. Por los méritos de este doloroso paso, os suplico me asistáis en el camino que va recorriendo mi alma para la eternidad. Os amo, ¡ oh Jesús mío más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mi como os agrade. Amén.

– Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.

 

SEGUNDA ESTACIÓN
Jesús es cargado con la cruz

  1. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
    R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Considera cómo Jesús, andando este camino con la cruz a cuestas, iba pensando en ti y ofreciendo a su Padre por tu salvación la muerte que iba a padecer.

AMABILÍSIMO Jesús mío: abrazo todas las tribulaciones que me tenéis destinadas hasta la muerte, y os ruego, por los méritos de la pena que sufristeis llevando vuestra Cruz, me deis fuerza para llevar la mía con perfecta paciencia y resignación. Os amo, ¡ oh Jesús, amor mío!, más que a mi mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

– Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.

 

 

TERCERA ESTACIÓN
Jesús cae la primera vez debajo de la cruz

  1. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
    R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Considera esta primera caída de Jesús debajo de la Cruz. Sus carnes estaban despedazadas por los azotes; su cabeza coronada de espinas, y había ya derramado mucha sangre, por lo cual estaba tan débil, que apenas podía caminar; llevaba al mismo tiempo aquel enorme peso sobre sus hombros y los soldados le empujaban; de modo que muchas veces desfalleció y cayó en este camino.

AMADO Jesús mío: más que el peso de la Cruz, son mis pecados los que os hacen sufrir tantas penas. Por los méritos de esta primera caída, libradme de incurrir en pecado mortal. Os amo, ¡ oh Jesús, amor mio !, más que a mi mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

– Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.

 

CUARTA ESTACIÓN
Jesús encuentra a su afligida madre

  1. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
    R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Considera el encuentro del Hijo con su Madre en este camino. Se miraron mutuamente Jesús y Maria, y sus miradas fueran otras tantas flechas que traspasaron sus amantes corazones.

AMANTÍSIMO Jesús mío: por la pena que experimentasteis en este encuentro, concededme la gracia de ser verdadero devoto de vuestra Santísima Madre. Y Vos, mi afligida Reina, que fuisteis abrumada de dolor, alcanzadme con vuestra intercesión una continua y amorosa memoria de la Pasión de vuestro Hijo. Os amo, ¡Oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

– Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.

QUINTA ESTACIÓN
Simón ayuda a Jesús a llevar la cruz

  1. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
    R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Considera cómo los judíos, al ver que Jesús iba desfalleciendo cada vez más, temieron que se les muriese en el camino y, como deseaban verle morir de la muerte infame de Cruz, obligaron a Simón el Cirineo a que le ayudase a llevar aquel pesado madero.

DULCÍSIMO Jesús mío: no quiero rehusar la Cruz, como lo hizo el Cirineo, antes bien la acepto y la abrazo; acepto en particular la muerte que tengáis destinada para mí, con todas las penas que la han de acompañar, la uno a la vuestra, y os la ofrezco. Vos habéis querido morir por. mi amor, yo quiero morir por el vuestro y por daros gusto; ayudadme con vuestra gracia. Os amo, ¡ oh Jesús, amor mío! más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

– Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.

SEXTA ESTACIÓN
La Verónica limpia el rostro de Jesús

  1. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
    R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Considera cómo la devota mujer Verónica, al ver a Jesús tan fatigado y con el rostro bañado en sudor y sangre, le ofreció un lienzo y limpiándose con él nuestro Señor, quedó impreso en éste su santa imagen.

AMADO Jesús mío: en otro tiempo vuestro rostro era hermosísimo; mas en este doloroso viaje, las heridas y la sangre han cambiado en fealdad su hermosura. ¡ Ah Señor mío, también mi alma quedó hermosa a vuestros ojos cuando recibí la gracia del bautismo, mas yo la he desfigurado después con mis pecados. Vos sólo, ¡ oh Redentor mío!, podéis restituirle su belleza pasada: hacedlo por los méritos de vuestra Pasión. Os amo, ¡oh Jesús, amor mío!, más que a mi mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

– Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.

SEPTIMA ESTACIÓN
Jesús cae la segunda vez con la cruz

  1. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
    R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Considera la segunda caída de Jesús debajo de la Cruz, en la cual se le renueva el dolor de las heridas de su cabeza y de todo su cuerpo al afligido Señor.

Oh pacientísimo. Jesús mio. Vos tantas veces me habéis perdonado, y yo he vuelto a caer y a ofenderos. Ayudadme, por los méritos de esta nueva caída, a perseverar en vuestra gracia hasta la muerte. Haced que en todas las tentaciones que me asalten, siempre y prontamente me encomiende a Vos. Os amo, ¡ oh Jesús, amor mío! más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén

– Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.

OCTAVA ESTACIÓN
Las mujeres de Jerusalén lloran por Jesús

  1. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
    R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Considera cómo algunas piadosas mujeres, viendo a Jesús en tan lastimosa estado, que iba derramando sangre por el camino, lloraban de compasión; mas Jesús les dijo: no lloréis por mí, sino por vosotras mismas y por vuestras hijos.

AFLIGIDO Jesús mío: lloro las ofensas que os he hecho, por los castigos que me han merecido, pero mucho más por el disgusto que os he dado a Vos, que tan ardientemente me habéis amado. No es tanto el Infierno, como vuestro amor, el que me hace llorar mis pecados. Os amo, ¡ oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

– Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.

 

NOVENA ESTACIÓN
Jesús cae por tercera vez

  1. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
    R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Considera la tercera caída de Jesucristo. Extremada era su debilidad y excesiva la crueldad de los verdugos, que querían hacerle apresurar el paso, cuando apenas le quedaba aliento para moverse.

ATORMENTADO Jesús mío: por los méritos de la debilidad que quisisteis padecer en vuestro camino al Calvario, dadme la fortaleza necesaria para vencer los respetos humanos y todos mis desordenados y perversos apetitos, que me han hecho despreciar vuestra amistad. Os amo, ¡ oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

– Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.

 

DECIMA ESTACIÓN
Jesús es despojado de sus vestiduras

  1. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
    R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Considera cómo al ser despojado Jesús de sus vestiduras por los verdugos, estando la túnica interior pegada a las carnes desolladas por los azotes, le arrancaran también con ella la piel de su sagrado cuerpo. Compadece a tu Señor y dile:

INOCENTE Jesús mío: por los méritos del dolor que entonces sufristeis, ayudadme a desnudarme de todos los afectos a las cosas terrenas, para, que pueda yo poner todo mi amor en Vos, que tan digno sois de ser amado. Os amo, ¡ oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

– Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.

 

UNDÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es clavado en la cruz

  1. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
    R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Considera cómo Jesús, tendido sobre la Cruz, alarga sus pies y manos y ofrece al Eterno Padre el sacrificio de su vida por nuestra salvación; le enclavan aquellos bárbaros verdugos y después levantan la Cruz en alto, dejándole morir de dolor, sobre aquel patíbulo infame.

Oh despreciado Jesús mío. Clavad mi corazón a vuestros pies para que quede siempre ahí amándoos y no os deje más. Os amo, ¡ oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido: no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez: haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

– Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.

DUODÉCIMA ESTACIÓN
Jesús muere en la cruz

  1. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
    R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Considera cómo Jesús, después de tres horas de agonía, consumido de dolores y exhausto de fuerzas su cuerpo, inclina la cabeza y expía en la Cruz.

Oh difunto Jesús mío. Beso enternecido esa Cruz en que por mí habéis muerto. Yo, por mis pecados, tenía merecida una mala muerte, mas la vuestra es mi esperanza. Ea, pues. Señor, por los méritos de vuestra santísima muerte, concededme la gracia de morir abrazado a vuestros pies y consumido por vuestro amor. En vuestras manos encomiendo mi alma. Os amo, ¡ oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

– Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.

DECIMOTERCERA ESTACIÓN
Jesús es bajado de la cruz

  1. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
    R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Considera cómo, habiendo expirado ya el Señor, le bajaron de la Cruz dos de sus discípulos. José y Nicodemo, y le depositaran en los brazos de su afligida Madre, María, que le recibió con ternura y le estrechó contra su pecho traspasado de dolor.

Oh Madre afligida. Por el amor de este Hijo, admitidme por vuestro siervo y rogadle por mí. Y Vos, Redentor mío, ya que habéis querido morir por mí, recibidme en el número de los que os aman más de veras, pues yo no quiero amar nada fuera de Vos. Os amo, ¡ oh Jesús, amor mío!, más que a mí mismo, me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

– Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.

DECIMOCUARTA ESTACIÓN
Jesús es colocado en el sepulcro

  1. Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
    R. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Considera cómo los discípulos llevaron a enterrar o Jesús, acompañándole también su Santísima Madre, que le depositó en el sepulcro con sus propias manos. Después cerraron la puerta del sepulcro y se retiraron.

OH Jesús mío sepultado. Beso esa losa que os encierra. Vos resucitasteis después de tres días; por vuestra resurrección os pido y os suplico me hagáis resucitar glorioso en el día del juicio final para estar eterna-mente con Vos en la Gloria, amándoos y bendiciéndoos. Os amo, ¡ oh Jesús, amor mio!, más que a mí mismo, me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido; no permitáis que vuelva a separarme de Vos otra vez; haced que os ame siempre y disponed de mí como os agrade. Amén.

– Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Amado Jesús mío,
Por mí vas a la muerte,
Quiero seguir tu suerte,
Muriendo por tu amor;
Perdón y gracia imploro,
Transido de dolor.

“…Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo.”
Mateo, 28-20

Vía Crucis Meditado

Qué es Semana Santa?

 

Semana Santa observa la muerte y resurrección de Cristo

 

Semana Santa es una observación religiosa que se enfoca en la muerte y resurrección de Jesucristo. Esta celebración cristiana ocurre durante la temporada de la pascua y es de suma importancia porque es cuando se recuerda los eventos principales que forman la base de esta fe.

Fecha de Semana Santa

La Semana Santa no tiene una fecha fija en el calendario gregoriano. El domingo de resurrección cae entre el 22 de marzo y el 25 de abril de cada año.

Usualmente Semana Santa cae el primer domingo después de la primera luna llena que se produce en o después del día del equinoccio de primavera. Por esta razón la fecha cambia cada año y por siguiente, también cambian las fechas de otras observaciones relacionadas con Semana Santa.

Significado de Semana Santa

La creencia principal del cristianismo es que Dios envió a su hijo Jesús al mundo para redimir al humano de sus pecados.

Para lograr esto, Jesús murió en una cruz como sacrificio, tomando el lugar del pecador. Los evangelios nos explican como este acto se desenvolvió: Jesús fue acusado, fue arrestado, fue juzgado y condenado a muerte. Aunque era inocente, murió como un criminal en la cruz y después fue sepultado en una tumba. Al tercer día resucitó y, de acuerdo a la Biblia, cientos de personas fueron testigos de esto.

Semana Santa dura desde el domingo de palmas hasta el domingo de resurrección. El domingo de palmas recuerda la entrada triunfante de Jesús a Jerusalén. En esta ciudad los enemigos de Jesús estaban listos para acusarlo de blasfemia. Fueron exitosos y el jueves de esa semana fue arrestado. De ahí viene la observación del jueves santo.

 

El juicio de Jesús no fue largo porque el pueblo tenía la presión de que las fiestas de la pascua estaban a punto de empezar. Así que fue crucificado el día siguiente día. Ese día, viernes, se recuerda como el viernes santo. La observación dura el sábado santo y termina el domingo, el tercer día cuando Jesús resucitó.

Este último día de la Semana Santa es de gran alegría para la comunidad cristiana porque celebran que Jesús venció la muerte y abrió el camino hacia la vida eterna.

Muchos conocen estos eventos como la Pasión de Cristo. La historia se encuentra en los siguientes pasajes bíblicos: Mateo 21: 1-11, 26-28; Marcos 11: 1-11, 14-16; Lucas 19:28-40, 22-24; Juan 12-21 y Hechos 1: 1-11.

Como se observa

Las iglesias cristianas ofrecen una variedad de servicios y programas durante Semana Santa y cada servicio tiene un tono, un ambiente y una concentración diferente.

El domingo de palmas, por ejemplo, es un servicio animado donde se incorporan canticos e himnos alegres que exaltan la majestad de Jesús. Los servicios de jueves santos, viernes santos y sábado santo son más solemnes porque fueron días de gran dolor y sufrimiento tanto para Jesucristo como para sus seguidores. La alegría regresa el domingo de resurrección porque representa la victoria sobre la muerte y una vida nueva. Durante un servicio típico se ofrece la comunión y los sermones llevan un mensaje de salvación.

Durante el viernes santo es común en comunidades latinas y católicas organizar una parada del vía crucis, que literalmente significada camino hacia la cruz. Un hombre vestido como Jesús y con una corona de espinas, rodeado de soldados romanos y otros personajes bíblicos, carga una cruz mientras el pueblo lo sigue por varias estaciones que representan distintos eventos de la historia. En cada estación hay una oración o lectura bíblica. Muchas personas se abstienen de comer carne durante el viernes santo y algunas empresas y organizaciones cierran sus oficinas este día.

También es costumbre participar de algún tipo de ayuno o abstinencia durante la época de la cuaresma, que es un tiempo de reflexión y arrepentimiento que empieza 40 días antes del domingo de resurrección con el miércoles de las cenizas.

Símbolos religiosos

Ramos de palmas: Cuando llegó a Jerusalén, el pueblo recibió a Jesús con alegría, alabanzas y alzando palmas en su honor.​

El burro: Jesús entro a Jerusalén en un burro.​

La oveja: Como los corderos que los judíos ofrecían en sacrificio durante la celebraciones de la pascua, Jesús fue nuestro cordero, ofrecido en cambio por el perdón de nuestros pecados.​

La cruz: La cruz representa el sacrificio de Jesús y la sangre que derramó.​

Corona de espina: Como burla, los soldados colocaron una corona de espinas sobre la cabeza de Jesús. Esa corona ha llegado a simbolizar la tortura que Jesús soporto y el rechazo de muchos hacia su majestad divina.​

Tumba vacía: La tumba vacía es el motivo de celebración durante el domingo de resurrección.

Los lirios: El blanco de los lirios representa la pureza de Jesús y la vida nueva.​​

El color morado: Representa la majestad de Jesús.

El color rojo: Representa la sangre de Jesús.​

La Santa Cena: El pan representa el cuerpo de Jesús y el vino su sangre.

Símbolos de la época

Algunos símbolos e imágenes están asociados con Semana Santa aunque no tienen un significado religioso, pero si representan la vida nueva que surge durante la primavera. Ciertamente esto es un concepto que va de acuerdo con la resurrección y es adoptado en celebraciones por personas creyentes y no creyentes, particularmente en cuanto a las actividades infantiles. Estos incluyen el conejo, huevos pintados, flores, vestidos nuevos para el domingo de resurrección, colores pasteles, animalitos pequeños, y la grama verde.

 

 

Miércoles de Ceniza: el inicio de la Cuaresma.

1 de Marzo

La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el Cielo.

La Cuaresma comienza con el miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón.

Las palabras que se usan para la imposición de cenizas, son:

– «Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás»

– «Conviértete y cree en el Evangelio».

Origen de la costumbre

Antiguamente, los judíos acostumbraban a cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas también usaban la ceniza como signo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios.

En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un «hábito penitencial». Esto representaba su voluntad de convertirse.

En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.

Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos del año anterior. Esto nos recuerda que lo que fue signo de gloria pronto se reduce a nada.

También fue usado el período de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de Pascua, imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno.

La imposición de ceniza es una costumbre que nos recuerda que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo. Nos enseña que todo lo material que tengamos aquí se acaba. En cambio, todo el bien que tengamos en nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad. Al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos los hombres.

Cuando el sacerdote nos pone la ceniza, debemos tener una actitud de querer mejorar, de querer tener amistad con Dios. La ceniza se le impone a los niños y a los adultos.

Significado del carnaval al inicio de la Cuaresma

La palabra carnaval significa adiós a la carne y su origen se remonta a los tiempos antiguos en los que por falta de métodos de refrigeración adecuados, los cristianos tenían la necesidad de acabar, antes de que empezara la Cuaresma, con todos los productos que no se podían consumir durante ese período (no sólo carne, sino también leche, huevo, etc.)

Con este pretexto, en muchas localidades se organizaban el martes anterior al miércoles de ceniza, fiestas populares llamadas carnavales en los que se consumían todos los productos que se podrían echar a perder durante la cuaresma.

Muy pronto empezó a degenerar el sentido del carnaval, convirtiéndose en un pretexto para organizar grandes comilonas y para realizar también todos los actos de los cuales se «arrepentirían» durante la cuaresma, enmarcados por una serie de festejos y desfiles en los que se exaltan los placeres de la carne de forma exagerada, tal como sigue sucediendo en la actualidad en los carnavales de algunas ciudades, como en Río de Janeiro, Brasil o Nueva Orleans, Estados Unidos.

El ayuno y la abstinencia

El miércoles de ceniza y el viernes santo son días de ayuno y abstinencia. La abstinencia obliga a partir de los 14 años y el ayuno de los 18 hasta los 59 años. El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día y la abstinencia es no comer carne. Este es un modo de pedirle perdón a Dios por haberlo ofendido y decirle que queremos cambiar de vida para agradarlo siempre.

La oración

La oración en este tiempo es importante, ya que nos ayuda a estar más cerca de Dios para poder cambiar lo que necesitemos cambiar de nuestro interior. Necesitamos convertirnos, abandonando el pecado que nos aleja de Dios. Cambiar nuestra forma de vivir para que sea Dios el centro de nuestra vida. Sólo en la oración encontraremos el amor de Dios y la dulce y amorosa exigencia de su voluntad.

Para que nuestra oración tenga frutos, debemos evitar lo siguiente:

La hipocresía: Jesús no quiere que oremos para que los demás nos vean llamando la atención con nuestra actitud exterior. Lo que importa es nuestra actitud interior.

La disipación: Esto quiere decir que hay que evitar las distracciones lo más posible. Preparar nuestra oración, el tiempo y el lugar donde se va a llevar a cabo para podernos poner en presencia de Dios.

La multitud de palabras: Esto quiere decir que no se trata de hablar mucho o repetir oraciones de memoria sino de escuchar a Dios. La oración es conformarnos con Él, nuestros deseos, nuestras intenciones y nuestras necesidades. Por eso no necesitamos decirle muchas cosas. La sinceridad que usemos debe salir de lo profundo de nuestro corazón porque a Dios no se le puede engañar.

El sacrificio

Al hacer sacrificios, debemos hacerlos con alegría, ya que es por amor a Dios. Si no lo hacemos así, causaremos lástima y compasión y perderemos la recompensa de la felicidad eterna. Dios es el que ve nuestro sacrificio desde el cielo y es el que nos va a recompensar. Cuando ayunéis no aparezcáis tristes, como los hipócritas que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan, en verdad os digo, ya recibieron su recompensa. Tú cuando ayunes, úngete la cabeza y lava tu cara para que no vean los hombres que ayunas, sino tu Padre que está en lo secreto: y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará. » (Mt 6,6)»

El sacrificio, es preciso dulcificarlo con un amor grande a Dios. El dolor nos engrandece cuando sabemos sobrellevarlo. La Virgen María en su vida tuvo que llevar a cabo muchos sacrificios y lo hizo con mucha alegría y amor a Dios.

Palabras de Juan Pablo II sobre el miércoles de ceniza (pronunciadas el 16-2-1983)

El miércoles de ceniza se abre una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la preparación del misterio pascual, o sea, el recuerdo de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se caracteriza por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una sola palabra: «matanoeiete», es decir «Convertíos». Este imperativo es propuesto a la mente de los fieles mediante el rito austero de la imposición de ceniza, el cual, con las palabras «Convertíos y creed en el Evangelio» y con la expresión «Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás», invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte.

La sugestiva ceremonia de la Ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia. La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad. Una valoración que implica una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en este fatigoso itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y triunfe su justicia.

Sinónimo de «conversión» es así mismo la palabra «penitencia»… Penitencia como cambio de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y positivo esfuerzo en el seguimiento de Cristo.



Una reflexión para cada día de la Semana Santa 2017

Tenemos la suerte de saber, por el evangelio, lo que hizo Jesucristo cada uno de los días de esta semana. Aquí lo tienes. Es la semana más importante de todo el año. Con cada cosa que hizo y dijo, nos quiso enseñar. Habla con Él de eso.

El jueves, viernes y domingo hay Oficios; aunque el jueves y el viernes no es obligatoria la asistencia, ojalá puedas ir los tres días.

LUNES SANTO (10 de Abril)

¿Qué hizo hoy Jesús? Jesús ha dormido en el pueblo de Betania, en la casa de Lázaro, Marta y María, sus mejores amigos. A media mañana sube andando a Jerusalén, que está a unos cuatro kilómetros. En el camino, como es la hora de comer tiene hambre. Se acerca a una frondosa higuera, llena de hojas, pero en la que no hay higos, entonces la secó por no tener frutos. Al llegar a Jerusalén, va al templo y lo encuentra lleno de comerciantes haciendo negocios y los echa a latigazos, pidiéndonos que tratemos con respeto a Dios y a las cosas de Dios. Por la tarde pasa por el monte de los olivos, donde estuvo haciendo un rato de oración, y vuelve a pie a Betania.

A lo mejor Dios tampoco encuentra en ti los frutos que Él esperaba. Pídele perdón. ¿Tratas con respeto a Dios y a sus cosas? ¿Cómo te comportas en Misa, en el Oratorio, o en la Iglesia? ¿Haces con cariño las genuflexiones? Cuando oyes blasfemias, ¿pides perdón a Dios interiormente?

Fíjate como Jesús dedicaba todos los días a hacer un rato de oración como tú ahora. No lo dejes ningún día, aunque sea unos pocos minutos.

MARTES SANTO (11 de Abril)

Jesús vuelve a Jerusalén. Pasan por el lugar de la higuera maldecida. Al ver el templo, profetiza que será destruído. Los discípulos están tristes porque Jesús les anuncia que dentro de dos días le matarán. Los cristianos, como Él, hemos aprendido a cumplir siempre la voluntad de Dios Padre, por encima de todo. Por ejemplo, Juana de Arco, cuando estaba al frente de sus soldados franceses, en una gran batalla contra Inglaterra, Dios le anuncia que ese día será herida. Entonces una amiga suya le dice que no vaya a pelear. Y Juana le contesta en tono irónico: «sal tú y di a mis generales que Juana de Arco no luchará porque tiene miedo a ser herida». Y salió valerosamente al frente de sus soldados, y fue gravemente herida.

No tengamos miedo de aceptar la voluntad de Dios. ¡Señor, sí, Tú siempre quieres lo mejor para mí! Quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero mientras quieras.

MIÉRCOLES SANTO (12 de Abril)

Jesús se queda en Betania. Simón, el leproso que había sido curado por Jesús, invita al Señor a comer en su casa, por lo agradecido que le estaba. Mientras están comiendo, entra en la casa una mujer del pueblo llamada María; rompe un frasco de perfume carísimo y lo echa a los pies del Señor. Los besa y los seca con sus cabellos. A Jesús le gustó ese detalle de cariño.

Es entonces cuando Judas busca a los jefes del pueblo judío y les dice: «¿Qué me dais si os lo entrego?». Ellos se alegraron y prometieron darle dinero.

¿Eres agradecido como Simón por las veces que a ti también te he curado de tus pecados? Cada vez, después de confesarte, dale gracias por haberte perdonado.

A Jesús le gustará que hoy tengas algún detalle de cariño con Él, como María. Piensa ahora uno concreto y regálaselo ya.

JUEVES SANTO (13 de Abril)

La última Cena. Por la mañana de¡ Jueves, Pedro y Juan se adelantan para preparar la cena en Jerusalén. A la tarde llegaron al Cenáculo. Allí Jesús lavó los pies uno a uno. Luego, sentados a la mesa celebra la primera Misa: les da a comer su Cuerpo y su Sangre y les ordena sacerdotes a los Apóstoles para que, en adelante, ellos celebren la Misa. Judas salió del Cenáculo antes, para entregarle. Jesús se despidió de su Madre y se fue al huerto de los Olivos. Allí sudó sangre, viendo lo que le esperaba. Los discípulos se durmieron. Llegó Judas con todos los de la sinagoga y le da un beso. Entonces, le cogieron preso y todos los Apóstoles huyeron. Lo llevan al Palacio de Caifás, el Sumo Sacerdote. Le interrogan durante toda la noche: no duerme nada.

Hazle tú hoy compañía al Señor, que está solo. Haz el propósito de no abandonarle nunca, y de visitarle con frecuencia en el sagrario.
VIERNES SANTO (14 de Abril)

Hoy muere. Al amanecer del viernes, le juzgan. Tiene sueño, frío, le han dado golpes. Deciden condenarle y lo llevan a Pilatos. Judas, desesperado, no supo volver con la Virgen y pedir perdón, y se ahorcó. Los judíos prefirieron a Barrabás. Pilatos se lava las manos y manda crucificar a Jesús. Antes, ordenó que le azotaran. La Virgen está delante mientras le abren la piel a pedazos con el látigo. Después, le colocan una corona de espinas y se burlan de Él. Jesús recorre Jerusalén con la Cruz. Al subir al Calvado se encuentra con su Madre. Simón le ayuda a llevar la Cruz. Alrededor de las doce del mediodía, le crucificaron. Nos dio a su Madre como Madre nuestra y hacia las tres se murió y entregó el espíritu al Padre. Para certificar la muerte, le traspasaron con una lanza. Por la noche, entre José de Arimatea y Nicodemo le desclavan, y dejan el Cuerpo en manos de su Madre. Son cerca de las siete cuando le entierran en el sepulcro.

¡Dame, Señor dolor de amor! Ojalá lleves en el bolsillo un crucifijo y lo beses con frecuencia.

SÁBADO SANTO (15 de Abril)

Jesús ha muerto. Todo el día de hoy, su Cuerpo reposa en el sepulcro, frío y sin vida. Ahora nos damos cuenta de lo que pesan nuestros pecados. Jesús ha muerto para redimirnos.

Estamos tristes. La Virgen María también está triste, pero contenta porque sabe que resucitará. Los Apóstoles van llegando a su lado, y Ella les consuela.

Pasa el día unido a la Virgen, y con Ella acompáñale a Jesús en el sepulcro. Haz el propósito de correr al regazo de la Virgen cuando te hayas separado de Él.

DOMINGO DE RESURRECCIÓN (16 de Abril)

En cuanto se hace de día, tres mujeres van al sepulcro donde Jesús estaba enterrado y ven que no está su Cuerpo. Un Ángel les dice que ha resucitado. Van corriendo donde está la Virgen con los Apóstoles y les dan la gran noticia: ¡Ha resucitado! Pedro y Juan corren al sepulcro y ven las vendas en el suelo. Ahora entienden que Jesús es Dios. El desconsuelo que tenían, ayer, se transforma en una inmensa alegría. Y rápidamente lo transmiten a los demás Apóstoles y discípulos. Y todos permanecen con la Virgen esperando el momento de volver a encontrarse con el Señor.

Desde entonces, todos los cristianos podemos tratar al Señor, que está Vivo. Hoy estamos muy contentos y es momento de darle constantemente gracias a Dios.

Como Pedro y Juan, tú también tienes que preocuparte de que tus amigos sepan que Jesús ha resucitado, y le traten. Pídele esa preocupación.



¿Qué es el Adviento?

El Adviento es estar atentos al Señor que viene.

No es simplemente un momento del Año Litúrgico. ¡Es un tiempo de esperanza! “¡Estar despiertos y vigilantes!”
No es una amenaza. Es una Exhortación. Es una actitud que abarca e ilumina toda la vida del cristiano.
Es un mirar a Jesús que vino en la historia para enseñarnos a vivir humana y divinamente. Que viene en cada pobre y necesitado y vendrá al final de los tiempos como Él nos prometió.
Cada uno sabe cuáles son sus “excesos”. Ya es hora de “despertarnos” de nuestra apatía, nuestra indolencia, y es preciso luchar con más decisión y arranquemos de raíz todo aquello que puede desagradar al Señor que viene.
Año tras año, al llegar el Adviento, oímos que es un tiempo de cambio y preparación. Pero, ¿cambia “algo” en nuestra vida?
Este el desafío de quienes “pretendemos” preparar el camino del Señor: Cambiar el corazón, cambiar nuestra mentalidad. Esta actitud se llama, en el lenguaje religioso, conversión.
El camino del cristiano será imitar a Jesús viendo todo lo que podemos hacer para que los desalentados y oprimidos reciban una nueva esperanza… comenzando por nosotros mismos.
La esperanza y la alegría de un Dios que no se cansa de decirnos: «¡Sed fuertes, no temáis! Yo mismo vengo a salvaros.»
Lejos de ceder a la tristeza y al pesimismo, alégrate siempre en el Señor, porque Jesús viene a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
Algunas veces pareciera que, tanto escuchar y repetir que Jesús es Dios hecho hombre, nos hemos acostumbrado a las palabras y no valoramos la importancia de lo que significan.
Preparemos todo nuestro ser para celebrar este GRAN MISTERIO: Dios que se hace hombre semejante a nosotros, menos en el pecado.
En este camino al encuentro del Señor, es una excelente ocasión para mostrarle a Jesús que estamos vigilantes, atentos, activos… y con el corazón ocupado en amar a todos, especialmente a los más necesitados.
Dile, SÍ, al Señor que ya llega para que nos purifique y nos haga vivir la auténtica alegría de la Navidad.

¡Que Dios te bendiga!

Corona de Adviento

Se denomina corona de Adviento a un adorno hecho con ramas de abeto o pino, con cuatro velas, que es colocada sobre una mesa durante el tiempo de Adviento.

Las cuatro velas suelen ser de los colores que se describen a continuación:

Morado: Representa el espíritu de la vigilia.
Verde: Representa la esperanza.
Rosa: Representa la alegría por la cercanía del nacimiento de Jesús.
presencia luminosa de Dios.

El año litúrgico comienza con el Adviento. Se enciende una de las cuatro velas cada domingo de los cuatro que dura el Adviento, para indicar el camino que se recorre hasta la Navidad. El primer domingo de Adviento una, el segundo dos, y así sucesivamente. El orden de encendido es: morado, verde, rosa y blanco.

Además de ser un elemento decorativo, esta corona anuncia que la Navidad está cerca y debemos prepararnos.

Los cristianos, para prepararnos a la venida de nuestra LUZ y VIDA, la Natividad del Señor, aprovechamos esta «Corona de adviento» como medio para esperar a Cristo y rogarle infunda en nuestras almas su luz.

El círculo es una figura geométrica perfecta que no tiene ni principio ni fin. La corona de adviento tiene forma de círculo para recordarnos que Dios no tiene principio ni fin, reflejando su unidad y eternidad. Nos ayuda también a pensar en los miles de años de espera desde Adán hasta Cristo y en la segunda y definitiva venida; nos conciencia que de Dios venimos y a Él vamos a regresar.

Las ramas verdes de pino o abeto representan que Cristo está vivo entre nosotros, además su color verde nos recuerda la vida de gracia, el crecimiento espiritual y la esperanza que debemos cultivar durante el Adviento.

Las manzanas rojas con las que algunas personas adornan la corona, representan los frutos del jardín del Edén, con Adán y Eva, que trajeron el pecado al mundo, pero recibieron también la promesa del Salvador universal.

El lazo rojo representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.

El día de Navidad, las velas  son sustituidas por otras de color rojo que simboliza el espíritu festivo de la reunión familiar. En el centro, se coloca una vela blanca o cirio simbolizando a Cristo como centro de todo cuanto existe.

La luz de las velas simboliza la luz de Cristo que desde pequeños buscamos y que nos permite ver, tanto el mundo como nuestro interior. Como hemos comentado antes, cuatro domingos antes de la Navidad se enciende la primera vela. Cada domingo se enciende una vela más. El hecho de irlas prendiendo poco a poco nos recuerda cómo, conforme se acerca la luz, las tinieblas se van disipando, de la misma forma que conforme se acerca la llegada de Jesucristo, que es luz para nuestra vida, se debe ir esfumando el reinado del pecado sobre la tierra. La luz de la vela blanca o del cirio que se enciende durante la Nochebuena nos recuerda que Cristo es la Luz del mundo. El brillo de la luz de esa vela blanca en Navidad, nos recuerda cómo en la plenitud de los tiempos se cumple el «Adviento del Señor».

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MEDITACIONES PARA CADA DÍA DE ADVIENTO

A continuación, se muestra una breve reflexión para cada día de Adviento. Te servirán para preparar tu pesebre espiritual para cuando nazca el Niño Jesús. Por cada pequeño sacrificio que realices durante Adviento, añade una pajita al pesebre del Niño Jesús. Cuantos más pequeños sacrificios realices, más mullidito encontrará tu pesebre el Niño Jesús cuando nazca.

27 de Noviembre de 2016

Enciende la primera de las cuatro velas de la corona de Adviento. Reza un Avemaría para que la Virgen te ayude a preparar tu corazón para recibir a Jesús en la Sagrada Comunión en este primer domingo de Adviento.

– Virgen María, ayúdame para que pueda recibir dignamente a Jesús.

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28 de Noviembre de 2016

Reza un padrenuestro para pedirle a Dios que prepares bien la venida del Niño Jesús durante este Adviento.

– Jesús, me comprometo a dedicar un rato cada día de Adviento para meditar tu venida.

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29 de Noviembre de 2016

Reza al menos una decena del Rosario en honor a la Virgen y dedícalo a una intención.

Virgen María, te rezo esta decena del Rosario por la intención … (se indica la intención)

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30 de Noviembre de 2016

Saca las figuras del Belén y todas las piezas complementarias. Haz una lista ordenada de todo lo que vas a montar. Reza un padrenuestro por los que no creen.

– Jesús, te pido por los que no creen, para que algún día cambien.

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1 de Diciembre de 2016- Establo

A menudo durante el día, entrega tu corazón al Niño Jesús y pídele que haga en él su morada.
– Querido Jesús, toma mi corazón y hazlo manso y puro.

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2 de Diciembre de 2016 – Tejado

Mira si el tejado del establo se encuentra en buen estado, para que el Niño Jesús esté protegido de la lluvia y la nieve. Harás esto evitando cuidadosamente cualquier pecado contra la caridad.
– Jesús, enséñame a amar a mi prójimo como a mí mismo.

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3 de Diciembre de 2016 – Grietas

Cubre cuidadosamente todas las grietas en las paredes del granero, para que no entre el viento ni el frío. Guarda tus sentidos contra las tentaciones, especialmente contra las conversaciones pecaminosas.
– Jesús, enséñame a mantener las tentaciones fuera de mi corazón.

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4 de Diciembre de 2016 – Telarañas

Limpia las telarañas de tu pesebre espiritual. Tira de tu corazón todo deseo desordenado de ser alabado.
– Jesús mío, quiero complacerte en todo lo que haga en el día de hoy.

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Enciende la segunda vela de Adviento.

5 de de Diciembre de 2016- Valla

Construye una valla alrededor del pesebre de tu corazón, manteniendo una vigilancia, especialmente en la oración.
– Jesús mío, quiero verte, especialmente en los que necesitan de mí.

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6 de Diciembre de 2016 – Manta suave

Proporciona también una manta suave a su cuna, superando todos los sentimientos de orgullo, ira o envidia.
– Jesús, enséñame a conocer y corregir mis mayores pecados.

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7 de Diciembre de 2016 – Paja

Proporciona paja a la cuna del pesebre de la siguiente forma: por cada pequeño sacrificio que vayas realizando, añade una paja al pesebre. Los niños pueden, por ejemplo, privarse de comer golosinas en algún momento , no quejarse,  prestar o regalar un juguete, obedecer, etc. Los mayores pueden, por ejemplo, hablar sólo lo necesario, realizar sus tareas de forma diligente, no fumar un día, privarse de dulces o del café, etc.)

– Querido Jesús, que sufriste tanto por mí, quiero sufrir por tu amor.

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8 de Diciembre de 2016 – Pesebre

Obtén el más cálido espacio en tu corazón, para pesebre de Jesús. Reza el rosario aunque sea una decena cada día solamente.
– María, usa mis actos de amor para preparar mi corazón al recibir a Jesús en la Sagrada Comunión.

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9 de Diciembre de 2016- Pañales

Prepáralos para el Divino Niño, orando cada día de manera tranquila y con el corazón.
– Jesús, haz que te ame cada vez más.

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10 de Diciembre de 2016 – Abrigo

Proporciona a su cuna un abrigo suave y cálido.  Evita los enojos y las discusiones. Sé amable y paciente con todos.
– Jesús, ayúdame a ser manso y humilde como tú.

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11 de Diciembre – Combustible

Lleva el combustible al pesebre de Jesús. Acomoda tu voluntad a la voluntad de Dios y acepta en paz lo que no se puede cambiar.
– Jesús, que yo haga tu voluntad en todas las cosas.

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Enciende la tercera vela de Adviento.

12 de Diciembre de 2016 – Agua

Trae agua fresca y limpia para el pesebre.  Evita la mentira y habla con sinceridad.
– Querida María, obtenme la verdadera contrición de mis pecados.

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13 de Diciembre de 2016 – Alimentos

Trae alimentos para el pesebre.
Prívate de algunos de los alimentos que te gustan pero que dañan tu salud.
– Jesús, sed mi fuerza y mi comida.

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14 de Diciembre de 2016 – Luz

Procura que el lugar tenga suficiente luz.
Sé limpio y ordenado en tu persona y en tu hogar.
– Jesús, sed vida y luz de mi alma.

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15 de Diciembre de 2016 – Fuego

Trata de tener el pesebre de tu corazón cálido y acogedor. Agradece a Dios por el amor que Él nos mostró al hacerse hombre.
Sé agradecido con tus padres y familiares.
– Jesús, ¿cómo puedo ser agradecido para contigo?

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16 de Diciembre de 2016 – Buey

Lleva el buey al pesebre.
Obedece y respeta a tus superiores. Lleva una disciplina adecuada y sé diligente.
– Obedeceré por tu amor, Jesús y seré disciplicinado y diligente.

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17 de Diciembre de 2016 – Mula

Lleva la mula al pesebre.
Ofrece al Divino Niño todos tus trabajos y hazlo con amor.
– Jesús, acepta mi servicio de amor por aquellos que no te aman.

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18 de Diciembre de 2016 – Regalos

Reúne algunos regalos para el Niño Dios y su Madre, obsequiando lo que está de más en tu vida a quienes lo necesitan.
– Ven, Jesús, acepta mis regalos y toma posesión de mi corazón.

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Enciende la cuarta vela de Adviento.

19 de Diciembre de 2016 –  Corderos

Procura traer algunos corderos, mansos y humildes de corazón. Ejercítate en la humildad y la paciencia cuando sea necesario.
– Jesús, haz mi corazón como el tuyo.

– Pastores

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20 de diciembre de 2016 – Pastores

Invita a los pastores para rendir homenaje a nuestro Rey. Imita su vigilancia y medita la idea de que la Navidad es importante porque Jesús nacerá de nuevo en ti.
– Jesús, enséñame a amarte sobre todas las cosas.

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21 de diciembre de 2016 – Llave

Proporciona una llave al establo, para mantener fuera a los ladrones.
Quita de tu corazón los malos pensamientos o temores por falta de fe.
– Querido Jesús, cierra mi corazón a todo lo que te pueda herir.

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22 de diciembre – Ángeles

Convida a los ángeles a adorar a Dios contigo.
Obedece cuidadosamente a las inspiraciones de tu ángel de la guarda.
– Santo Ángel de la Guarda, no permitas que olvide que estás conmigo.

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23 de diciembre – San José

Acompaña el dolor de San José, a quien le cierran las puertas. Aprende de su silencio y paciencia para soportar las decepciones y rechazos.
– San José, ayúdame a tener paciencia en la vida, soportar las adversidades y aprender de los fracasos.

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24 de diciembre – La Virgen María

Esta noche es Nochebuena y mañana Navidad, como dice el villancico. La Virgen María se prepara para dar a luz  a nuestro Salvador.
– Virgen María, ayúdame a prepararme para una feliz y santa Navidad.

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Miércoles 26 de septiembre de 2016

La guerra es una vergüenza, en Asís rezaremos al Dios de la paz

(RV).- De rodillas para rezar al Dios de la paz, juntos, “más allá de las divisiones de las religiones”, hasta sentir la “vergüenza” de la guerra y sin “cerrar los oídos” ante el grito de dolor de quien sufre. En su homilía de la misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta el Papa explicó el espíritu con el que estaba a punto de partir rumbo a Asís.

“No existe un dios de la guerra”. La guerra, la inhumanidad de una bomba que explota causando muertos y heridos, cortando las rutas “a la ayuda humanitaria” que no puede llegar a los niños, ancianos y enfermos es sólo obra del “maligno” que “quiere matar a todos”. Por esta razón es necesario que los fieles de todas las religiones recen e incluso lloren juntos por la paz, con la convicción de que “Dios es el Dios de la paz”, dijo el Papa.

No hagamos oídos sordos

“Hoy – dijo el Pontífice – hombres y mujeres de todas las religiones, iremos a Asís. No para hacer un espectáculo: sencillamente para rezar y rezar por la paz. Y por doquier – recordó elSanto Padre, tal como él mismo lo ha pedido en una carta dirigida “a todos los obispos del mundo – hoy se han organizado “reuniones de oración” que invitan “a los católicos, a los cristianos, a los creyentes y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, de cualquier religión, a rezar por la paz”, ya que  – exclamó Francisco – “¡el mundo está en guerra! ¡El mundo sufre!”:

“Hoy la Primera Lectura termina así: ‘Quien cierra el oído al grito del pobre, invocará a su vez y no obtendrá respuesta’. Si nosotros hoy cerramos el oído al grito de esta gente que sufre bajo las bombas, que sufre la explotación de los traficantes de armas, podría suceder que cuando nos toque a nosotros no obtengamos respuestas. No podemos cerrar el oído al grito de dolor de estos hermanos y hermanas nuestros que sufren por la guerra”.

La guerra parte del corazón

Nosotros no vemos la guerra, dijo el Papa. Y añadió que “nos asustamos” por “algún acto de terrorismo”, pero agregó que “esto no tiene nada que ver con lo que sucede en aquellos países, en aquellas tierras donde día y noche las bombas caen y caen”, y “matan a niños, ancianos, hombres y mujeres…”. El Papa Bergoglio se preguntó si “¿la guerra está lejos?”. “¡No!,  respondió. “Está muy cerca”, porque “la guerra atañe a todos”, “la guerra comienza en el corazón”:

“Que el Señor nos dé la paz del corazón, que nos quite todo deseo de avidez, codicia, lucha. ¡No! ¡Paz, paz! Que nuestro corazón sea un corazón de hombre o de mujer de paz. Y más allá de las divisiones de las religiones: ¡todos, todos, todos! Porque todos somos hijos de Dios. Y Dios es el Dios de la paz. No existe un dios de la guerra: el que hace la guerra es el maligno, es el diablo, que quiere matar a todos”.

Sentir la vergüenza

Francisco reafirmó que frente a esto no pueden existir divisiones de fe. Y dijo que no basta con agradecer a Dios porque tal vez la guerra “no nos toca”. “Sí – explicó – le damos gracias por esto, pero pensemos también en los demás”:

«Pensemos hoy no sólo en las bombas, en los muertos, en los heridos; sino también en la gente – niños y ancianos – a la que no puede llegar la ayuda humanitaria para comer. No pueden llegar los medicamentos. ¡Están hambrientos, enfermos! Porque las bombas impiden esto. Y mientras nosotros rezamos hoy, sería hermoso que cada uno de nosotros sienta vergüenza. Vergüenza por esto: que los humanos, nuestros hermanos, sean capaces de hacer esto. Hoy  jornada de oración, de penitencia, de llanto por la paz; jornada para sentir el grito del pobre. Este grito que nos abre el corazón a la misericordia, al amor y que nos salva del egoísmo».