Dircurso de agradecimiento pronunciado por nuestro querido Ilmo. Sr. Don José María Utesa y Buyo, en la ceremonia de Bendición del nuevo manto de Nuestra Madre de la Soledad:
Eminencia
Estas palabras van a ser de agradecimiento.
Agradecimiento a Dios Nuestro Señor por permitirnos la celebración de la Eucaristía y la bendición del bello Manto que la Imagen de Nuestra Señora de la Soledad y Desamparo llevará en sus hombros por las calles de Madrid en esta próxima Semana Santa y que es el ofrecimiento de todos nosotros.
Agradecimiento a Su Eminencia Reverendísima Fray Carlos, Cardenal Amigo Vallejo por presidir y celebrar este acto honrándonos con su presencia.
Agradecimiento a nuestro querido Abad Reverendo Padre Don Feliciano Rodríguez Gutiérrez y todos los que conforman nuestra sede canónica de la Iglesia de la Concepción Real de Calatrava.
Agradecimiento a nuestro Hermano Mayor, Teniente de Hermano Mayor, Junta de Gobierno, Mayordomos, Damas, Anderos y Congregantes de la Real e Ilustre Congregación de Nuestra Señora de la Soledad y Desamparo por la buena labor que realizan.
Agradecimiento especialísimo a nuestra Dama de la Real Congregación de Nuestra Señora de la Soledad y Desamparo y Dama de Encomienda con Placa de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén la Ilustrísima Sra. Doña María José Fernández y Martín por la donación generosísima del precioso Manto que hoy se bendice y por la incondicional ayuda que siempre nos presta. Muchísimas gracias en nombre de nuestro Hermano Mayor y de toda nuestra Real Congregación.
Agradecimiento por la presencia del Excmo. Sr. Teniente General Don Juan García Martínez, Duque de San Pedro de Galatino y de su distinguida esposa la Excma. Sra. Duquesa de San Pedro de Galatino
Doña María Teresa Medinilla Bernales. Fue precisamente el Sr. Teniente General quien impuso en su día el Fajín de Generala a nuestra venerada Imagen de la Virgen.
Agradecimiento:
-Al Instituto Armado de la Guardia Civil.
-Archicofradía Primaria de la Real e Ilustre Esclavitud de
Ntro. Padre Jesús Nazareno CRISTO DE MEDINACELI.
-Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro
Padre Jesús el Divino Cautivo.
-Real Congregación de Esclavos de María Santísima De los Siete
Dolores, Santísimo Cristo de la Agonía y Descendimiento de la Santa Cruz.
-Real Congregación del Santísimo Cristo de la Fe, Cristo de
los Alabarderos y María Inmaculada Reina de los Ángeles.
-Real e Ilustre esclavitud y Santo Rosario de Santa María la
Real de la Almudena.
-Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y
María Santísima de la Esperanza Macarena.
-Hermandad de Ntra. Sra. de la Soledad de Parla.
-Hermandad del Santo Entierro de Móstoles.
-Cofradía de Ntra. Sra. de la Soledad de Palencia.
Y agradecimiento a cada una de las distinguidas personas que a nivel particular nos honran con su presencia en este acto pertenecientes a Instituciones Religiosas, Militares, Corporaciones Nobiliarias, Órdenes de Caballería etc.
Decía San Pablo “Todo lo puedo en Aquél que me Conforta”. Desde ese poder que nos da Cristo Resucitado, desde nuestra enorme riqueza de llevar a Dios en nuestro corazón y la inmensa nobleza que poseemos cuando nos comportamos como hombres y mujeres de paz con el añadido del “No tengáis miedo”, desde todo ello los españoles y desde nuestra fe Católica hemos realizado a lo largo de los siglos una gran labor evangelizadora en el mundo y especialmente en la América que descubrimos. Por nuestra inveterada forma de ser podemos ver además las cosas no como son, sino como deberían ser. También como católicos debemos ver como veían Santa Teresa de Calcuta, San Damián de Molokai y tantos otros en el sufrimiento del prójimo por su enfermedad, por su soledad y por su desamparo el rostro sufriente de Cristo o de María Santísima. San Francisco de Borja en su Diario señala como fecha de su conversión la del día en el que por su cargo y el protocolo del momento, le corresponde abrir el ataúd, para dar fe de su contenido, que cobija el cadáver de la que fue considerada una de las más bellas mujeres de su época, la Emperatriz Isabel de Portugal. Al observar la rápida putrefacción del cadáver jura no más servir a señor que se le pueda morir y a partir de ese momento para él, el único Señor es nuestro Dios.
Cuando en esta inmediata Semana Santa todos procesionemos, tengamos presente el sufrimiento, la soledad y el desamparo de muchos que por no tener ni siquiera tienen, por desconocimiento, el alivio en Dios Nuestro Señor y en el de María Santísima. Sirvamos todos nosotros con actitud humilde y con amor fraterno a los demás en lo que podamos, empezando por los que consideremos nuestros enemigos. Seamos ejemplo para los que piensan que todo se compra con dinero, con los que piensan que quien engaña es más inteligente que el engañado, con los que restan y dividen en vez de sumar y multiplicar. Seamos todos nosotros desde nuestra fe y nuestro comportamiento noble, el espejo en el que se miren nuestros jóvenes para que en su futuro sirvan también de ejemplo a posteriores generaciones.
Y gracias, muchísimas gracias a todos por su asistencia.